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Foto del escritorPablo Estévez

Sesión 6: Cooperar para aprender

En el mundo agrícola, el cooperativismo es una de las formas de organización más empleadas. De hecho, desde la Administración se fomenta la integración cooperativa. El motivo principal es evidente: la unión hace la fuerza. Los agricultores y ganaderos, si se agrupan, ganan poder. Poder de negociación con proveedores para conseguir insumos a mejores precios, y con clientes para conseguir unos mejores precios de venta para sus productos. Pero además, ganan en otros muchos aspectos. Por ejemplo: comparten maquinaria para hacer las labores en lugar de tener cada uno su propia máquina, lo que supondría un enorme coste para cada explotación. Y las ventajas van aún más alla. Trabajando de manera cooperativa aprenden unos de otros sobre cómo realizar mejores prácticas y, poco a poco, van consiguiendo homogeneizar su producciones en términos de calidad ―siempre a mejor― lo que les facilita enormemente la tarea a la hora de venderlas de manera agrupada, ya que existe un alto grado de estandarización de las mismas.


Fuente Imagen: Archivo gratuito de Wix.com

Algo similar ocurre con el aprendizaje cooperativo. El hecho de juntar a los alumnos en grupos ―que en un principio pueden resultar heterogéneos en cuanto a nivel de conocimientos y competencias― para que trabajen sobre diversas materias produce, por norma general, ese efecto de homogeneización (a mejor) del que hablaba que ocurre en el mundo cooperativista agrícola. Los alumnos se comunican muy bien inter pares y, en ocasiones, son capaces de explicarse las cosas entre ellos mejor de lo que lo hace el profesor, o por lo menos de captar la atención de sus compañeros de manera más eficaz. Los resultados de un uso correcto de este método de aprendizaje suponen, en cierto modo, una suerte de estandarización de los conocimientos y competencias de los alumnos de los grupos de aprendizaje cooperativo. A diferencia del mundo agrícola, el aprendizaje cooperativo funciona mejor con grupos de tamaño reducido donde todos los integrantes tengan que aportar su granito de arena sin tener opción de perderse entre la multitud. Y los beneficios no sólo hay que mirarlos en términos de conocimientos y competencias. Los alumnos, además, adquieren gran variedad de habilidades sociales que les ayudan a desarrollarse como personas. Algunas de las más interesantes son: respetar opiniones y turnos de palabra, pedir y ofrecer ayuda, llegar a acuerdos o mediar en posibles conflictos.


En esta sesión de clase dedicada al aprendizaje cooperativo hemos aprendido varias cosas. En primer lugar, hemos aprendido cuáles son las bases sobre las que se asienta este tipo de aprendizaje. Aquí destacaría que la finalidad de una correcta puesta en práctica del aprendizaje cooperativo no es aprender a hacer las cosa juntos sino APRENDER JUNTOS A HACER LAS COSAS SOLOS. En segundo lugar, hemos aprendido, mediante las explicaciones de Nacho y a través de la práctica, a diseñar un aula cooperativa. Aquí destacaría la importancia del profesor a la hora de trabajar sobre tres ámbitos:

  1. Cohesionar el grupo.

  2. Enseñar a trabajar en equipo.

  3. Aprender trabajando en equipo.

Me llama la atención que para realizar el trabajo sobre aprendizaje cooperativo hayamos tenido que trabajar de manera individual.


Conocer los fundamentos y la manera de aplicar este método de aprendizaje puede ser de gran utilidad cuando estemos desarrollando la labor docente ya que supone una herramienta más de trabajo que puede ser empleada en el aula. De esta manera podemos romper con la monotonía de la clases magistrales y conseguir resultados al tiempo que hacemos que los alumnos trabajen y aprendan en un ambiente algo más distendido. También conseguiremos, casi sin que se den cuenta, que vayan desarrollando ciertas habilidades sociales que tan útiles les van a resultar en su etapa adulta.


Las dificultades que plantea la puesta en marcha de este tipo de aprendizaje es que el profesor debe poseer un profundo conocimiento del grupo con el que va a trabajar. La forma de confeccionar los grupos de trabajo resulta decisiva de cara a fomentar un buen clima entre sus componentes y para el máximo aprovechamiento de la actividad. Con todo y con eso, el aprendizaje cooperativo se presenta como una herramienta muy útil de cara al desarrollo académico y personal de los alumnos y, por esto último, debería formar parte de la "caja de herramientas" de todo buen profesor.

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